Criterios, evidencia y lingüisticidad

Una de las objeciones centrales tanto de Putnam como de Davidson a la idea de que puede haber evidencia de lenguajes intraducibles (y, por tanto, de esquemas conceptuales inconmensurables) es que la traducción es un criterio de lingüisticidad. Me voy a ocupar de esta cuestión en un sentido más amplio, como la cuestión de si puede haber evidencia de un lenguaje incomprensible o, por el contrario, la comprensión es un criterio de lingüisticidad. Digamos que un lenguaje es comprensible si, y solo si, es traducible a un lenguaje ya conocido o es interpretable tal y como tiene lugar la interpretación en la adquisición de la lengua materna. La objeción de Putnam y Davidson así reformulada es: si no podemos comprender los sonidos o las señales emitidas por un organismo, no tenemos razones para tratarlo como hablante de un lenguaje.

A esta objeción se responde con frecuencia que puede haber, y de hecho hay, evidencia no-semántica de que determinada conducta es una conducta lingüística (por ejemplo, H. Sankey, “Translation and Languagehood”). Tanto los rasgos puramente formales de un lenguaje como la conexión entre la conducta supuestamente lingüística y la conducta no-lingüística, son hechos que constituyen evidencia de que estamos ante el uso de un lenguaje. Pero, la cuestión relevante es si tales hechos constituyen evidencia de que estamos ante el uso de un lenguaje incomprensible. Quiero comentar esta cuestión argumentando que es compatible sostener que hay evidencia no-semántica de que algo es un lenguaje y que no puede haber evidencia no-semántica de que algo es un lenguaje incomprensible: la razón por la que no puede haber evidencia no-semántica de que algo es un lenguaje incomprensible es que no puede haber evidencia de ningún tipo de que algo es un lenguaje a menos que pueda haber evidencia semántica de que es comprensible. Lo voy a hacer echando mano de la distinción wittgensteniana entre síntomas y criterios.

Según lo anterior, mi punto es que la evidencia semántica (actual o no actual) de que algo sea un lenguaje es una condición necesaria de que actualmente haya evidencia no-semántica de que es un lenguaje. Lo que apoya esta tesis es la división de ambos tipos de evidencia como pertenecientes a categorías distintas: los rasgos formales y la conducta no-lingüística son síntomas de que determinada conducta es una conducta lingúística, pero el ejercicio de la capacidad de comprender esa conducta es el criterio de que estamos ante el uso de un lenguaje. Como es sabido, si la conexión entre cierto tipo de evidencia y la conclusión que se extrae de ella es un asunto de descubrimiento empírico, la evidencia debe evaluarse como un mero síntoma del estado de cosas: así, cierta configuración cerebral puede ser un síntoma de que uno discrimina los colores. Pero, si la conexión entre la evidencia y la conclusión no es algo que se descubra mediante investigación empírica, sino que es algo que debe captar quienquiera que posea el concepto del estado de cosas en cuestión, entonces la evidencia es un criterio del estado de cosas: como pasar un test visual para la discriminación de colores es un criterio de que uno discrimina los colores.

De manera que decir que la capacidad de comprender un lenguaje es un criterio de lingüisticidad equivale a decir que quienquiera que posea el concepto de ‘lenguaje’ debe captar la conexión entre estar en condiciones de comprender y que algo realmente sea un lenguaje. Obviamente, esto significa que poseer el concepto de ‘lenguaje’ es compatible con que algo sea un lenguaje y uno no esté actualmente en condiciones de comprenderlo. También significa que es compatible con que algo sea reconocido como un lenguaje y uno no esté actualmente en condiciones de comprenderlo. Pero, significa que poseer el concepto de ‘lenguaje’ es incompatible con que algo sea reconocido como un lenguaje y uno no esté en condiciones de comprenderlo (actual o no actualmente). La capacidad de reconocer que algo es un lenguaje en términos de la capacidad de comprenderlo es, según esto, una condición necesaria de la capacidad de reconocerlo de cualquier otra forma. Es lo mismo que sucede en el caso de los colores. No hay incompatibilidad entre que alguien tenga la capacidad de discriminar colores y no esté actualmente en condiciones de pasar un test de discriminación. Pero, es incompatible reconocer que alguien tiene la capacidad de discriminar colores y, sin embargo, no puede ni podrá pasar el test correspondiente. Es que el reconocimiento (actual o no actual) de que alguien tiene la capacidad de discriminar colores en términos de la capacidad de pasar un test de discriminación es una condición necesaria del reconocimiento actual de la capacidad de discriminar en términos de tener cierta configuración cerebral.

Supongamos, entonces, que tenemos evidencia no-semántica de que algo es un lenguaje pero actualmente no tenemos evidencia semántica de que lo sea. Si nuestro concepto de ‘lenguaje’ involucra la capacidad de comprensión, resulta que por definición tenemos evidencia no-semántica de que algo es un lenguaje que podemos comprender. Si finalmente determinada conducta no es una conducta lingüística que podamos llegar a comprender, la conclusión no será que teníamos evidencia no-semántica de que algo es un lenguaje incomprensible: la conclusión es que, contrariamente a nuestra suposición inicial, realmente no teníamos evidencia no-semántica de que algo es un lenguaje. Ciertamente, el reconocimiento de los rasgos formales y de la conducta no-lingüística, a diferencia del reconocimiento del lenguaje, no presupone la capacidad de comprensión, pero si determinada conducta no es una conducta lingüística que podamos llegar a comprender, el reconocimiento de los rasgos formales y de la conducta no-lingüística no era realmente el reconocimiento de la evidencia no-semántica de que algo es un lenguaje. Por tanto, si no podemos comprender los sonidos o señales que emite un organismo, carecemos de cualquier otro tipo de evidencia de que es hablante de un lenguaje: no puede haber evidencia de lenguajes incomprensibles.

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